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El castillo del Wyrm Azul

Cuento: La Dama Misteriosa

Cuento: La Dama Misteriosa

Aquí les dejo mi último cuento. Espero les guste.

 

El sol empezaba a caer en el horizonte y regalaba una hermosa gama de colores. Detrás de mí; la oscuridad tomaba control del cielo y algunas estrellas como finos puntos de luz se dejaban ver. Las olas rompían en las peñas. La playa desierta; a lo lejos, todavía mostraba el blanco de la arena.

¿Cuantas horas llevaba allí? – El sol; creo, estaba en lo alto cuando me senté en el borde de este acantilado, la roca en la cual descansaba era el punto culminante de una larga marcha sin rumbo. Sin desearlo; o quizás deseándolo, mis pasos me llevaron hasta este exacto lugar de la costa. Había sido atraído irremediablemente por una fuerza que era incapaz de descifrar.

Llegué al balneario  hace algunos días, en busca de descanso, el exceso de trabajo y la soledad que me acompañaba, provocaron en mí, un cuadro de depresión que me hacía imposible seguir con mi rutina diaria. Siguiendo un poco, el consejo de amigos y las “amenazas” de mi jefe, decidí salir de la ciudad y buscar descanso para mi cuerpo y mi espíritu.

Era el final de la temporada de verano. No fue difícil conseguir habitación. Elegí un mesón con alojamiento, de apariencia tranquila y cerca de la costa. Buena comida, bebida y sobre todo discreto.

Aparqué el coche en una zona destinada al estacionamiento, y entré en el mesón jalando mi viejo “trolley”, compañero de juveniles aventuras.

La pareja de esposos; dueños del lugar, me acogió con alegría. Llené una ficha, al mismo tiempo que me preguntaban por mis gustos alimenticios, costumbres, etc. Se veía que querían que mi estancia en el lugar sea lo más placentera posible. Respondí de buen grado a sus preguntas.

Culminado el formalismo, me acompañaron a mi habitación en la primera planta. Amplia, cómoda, con un ventanal que miraba hacía la costa. Me entregaron la llave de la habitación y se fueron. Ya solo, acomodé mi ropa en el buró escritorio a un lado de la cama. Una relajante ducha fresca provocó que me  quedara dormido ni bien mi cuerpo tocó el cubrecama.

El silencio era apenas roto, por el entrechocar de vasos en la planta baja. Ya era de noche.  Me vestí y baje al comedor, estaba hambriento.

La planta baja se dividía en tres ambientes: el recibidor decorado con sillones y un mostrador. A un lado la escalera que conducía a la primera planta y al ático. Detrás una puerta, que daba - después me enteré - a un mini departamento en donde vivía la simpática pareja dueña del lugar. Al lado derecho del recibidor, estaba el comedor en cuyo fondo se encontraba una amplia cocina. Sobre el lado izquierdo del recibidor, una pequeña tasca, en donde los huéspedes y los vecinos venían a libar y conversar sobre los sucesos del día.

Dejé la tasca para más adelante, lo que quería era comer.

Doña Consuelo se encargaba de la cocina y atendía el comedor ayudada por un joven mozo. Había algunas parejas sentadas en la mesa. Saludé al ingresar y todos  que me miraron con algo de interés, me devolvieron el saludo y siguieron con lo suyo. La cena estuvo excelente  rematada con un “carajillo” que en mi vida había probado.

La mesonera me recomendó pasar a la tasca, en donde su esposo, don Fermín, se encontraba. Hacía ella caminé.

Don Fermín salió de su barra de madera, y me saludó efusivamente con la mano, indicándome que ya me atendería. Miré las mesas y escogí una mesa alejada de la algarabía de una decena de parroquianos que celebraban lo que parecía un cumpleaños. La mesa encajonada entre paredes de madera, parecía solitaria. Al sentarme, levanté la vista y quede petrificado, inerme, casi sin respiración

Mi corazón; al parecer, se detuvo por un instante y arrancó con una aceleración inusitada. Agarré fuertemente el borde de la mesa, para no caerme de la silla. Don Fermín, se acercó y dándose cuenta de mi asombro alcanzó, a decir:

- Tranquilo chaval. No eres el primero que se impresiona ni vas a ser el último. Espera, que ya te traigo algo de beber.-

Asentí  sin poder separar la mirada del cuadro.

Un lienzo enmarcado en pan de oro. Una figura etérea flotando en un cielo de estrellas. Un vestido blanco vaporoso, con infinidad de pliegues y bajo el vestido una figura esbelta, delgada, de piel blanquecina, cuello estilizado, cabello largo, suelto, abierto; como meciéndose ante una imaginaria ventisca, mentón reclinado, labios finos, nariz pequeña, y como corolario unos ojos enormes, fijos, de color indefinido, una mirada penetrante que parecían querer escudriñar el fondo de tu alma.

Cuando logré despegar la mirada del cuadro, en la mesa, ante mí, había una copa de vino y un pequeño plato con tapas. No volví a levantar la vista. Terminada la copa y los bocaditos subí raudo a mi habitación.

A pesar de la experiencia sufrida en la tasca, mi sueño fue tranquilo.

La mañana empezó con un desayuno muy consistente, jamón serrano, tostadas, fruta de estación  y zumo de naranja. Salí a conocer los alrededores, dirigiéndome hasta la playa que no estaba muy lejos. Caminé por el placer de hacerlo, deleitándome con el paisaje marino, enterrando los pies desnudos en la arena y siendo golpeado por la fuerte brisa. Mis pulmones se llenaban de aire, renovándome. Terminé por aceptar que fue un acierto salir de la rutina asfixiante que me estaba acabando.

La buena señora mesonera, había dispuesto unos bollos rellenos y una botella de agua. Unos tentempiés envueltos en un mantelito  para degustar en un alto en mi paseo. No tenía ganas de volver pronto, así que anduve  por todo el largo de la playa vacía. Después de invertir un buen rato  caminando, divisé a lo lejos una inmensa construcción que miraba al mar en un promontorio. Estaba abandonada y casi destruida. Solo columnas ennegrecidas y alguna pared en pie quedaba como evidencia de lo que debería haber sido; en su esplendor, una hermosa mansión.

No me atreví a entrar, por temor a un accidente. No se veía a nadie alrededor. Las ruinas estaban situadas al inicio de un promontorio, más allá, el camino continuaba hasta llegar a un acantilado.

Continúe mi marcha. Quería llegar hasta lo alto del acantilado y probar los bollos de doña Consuelo. El empinado camino obligaba a mis piernas a realizar un esfuerzo, al que no estaban acostumbradas. Por fin; y casi sin aliento, llegué a lo alto. La vista era esplendorosa. Miré hacia abajo y una sensación de vértigo me invadió. Ya no había playa, solo rompientes enormes bañados con la espuma de las olas. Me senté en una roca y abriendo el mantelito, saque los bollos y el agua, sacié mi apetito y calmé mi sed. Se respiraba una paz y tranquilidad indescriptibles, quizás mi condición de citadino aumentaba este disfrute.  Cerré los ojos y traté de percibir los sonidos que la naturaleza me ofrecía. Graznidos de gaviotas, el reflujo de la marea, el silbido del viento… y una voz; como un cantó, que llenó violentamente mis sentidos.

Abrí los ojos. Asustado, me incorporé rápidamente. No había nadie. No se escuchaba, nada salvo los sonidos naturales. Solo estaba yo, en lo alto.

Regresé tan rápido como pude, volteando cada cierto tiempo, para ver si alguien me seguía, pero no había nadie, solo el jadeo de mi respiración agitada y el tropezar de mis pasos apurados. Con el correr de los minutos me fui calmando, y al llegar al mesón concluí que mis sentidos me habían jugado una mala pasada. Tenía que ser así. No había otra explicación posible.

Entré en la tasca y sin querer volví a sentarme en el mismo sitio de la tarde anterior. Don Fermín se acercó con un par de copas y una botella de jerez. Contemplé la copa, ligeramente aflautada, tamaño medio y de pie corto. Me la entregó 2/3 llena, según dictan las normas. Estábamos solos, movió una silla y se sentó a mi lado. Brindamos por mi salud.

- Ya no miras el cuadro – me dijo de pronto – casi nadie quiere volverlo a mirar después de la primera impresión. Es doña Fátima esposa del condestable don Adrián Baerza, heredero de una familia muy antigua de Castilla.

- ¿Y qué hace el cuadro aquí? – le pregunté.

Es una trágica historia – dijo don Fermín, mientras volvía a llenar mi copa y la suya.

Llegaron a estas tierras muy jóvenes. El condestable compró tierras cerca a la playa y construyó una mansión adornada con lujo, esplendor y buen gusto. Siempre se les veía tomados de la mano, paseando por la playa, su morada era siempre punto de reunión de las familias más refinadas de la región. Se decía que doña Fátima llevaba su casa con elegancia y estilo. No tenían hijos, y eso empezó a ser comidilla de conversación en el pueblo. La muerte prematura de doña Fátima desquició a su esposo. No sabemos exactamente que pasó. El cuerpo de doña Fátima nunca apareció. La investigación oficial nunca se hizo pública.

Al cabo de unas semanas don Adrián empezó a visitar mi mesón. Venía, se sentaba en esta misma mesa, tomaba algunas copas de jerez y luego se marchaba, así día tras día. Una tarde se apareció con un enorme paquete envuelto. Apenas podía con él. Lo ayude a desenvolverlo. Era el cuadro. Me pidió permiso para colgarlo en la pared. Pensé en negarme pero al ver su rostro desencajado y con el ánimo destruido no tuve valor para hacerlo. Ayudé a colgarlo en la pared y está allí desde entonces. Como habrás visto solo desde esta mesa se le puede observar.

Escuché en silencio toda la historia. Conmovido pregunté - ¿Qué le pasó a don Adrián?

Don Fermín dudó un poco antes de responder - desapareció, me dijo. Una noche vimos a lo lejos, al rojo del fuego alzarse sobre la mansión. Nada se pudo hacer. Todo se consumió bajo las llamas. Cuando removieron los escombros no se encontraron los restos del condestable.

Quizás quemó la casa y se marchó. – continuo don Fermín.

Quizás tuvo el mismo fin que su esposa, lanzándose al mar desde el acantilado.

Un momento don Fermín, ¿no me acaba de decir que no se supo lo que le paso a la esposa?- le espeté.

Hijo- me respondió- lo que pensamos en el pueblo es que doña Fátima terminó su vida arrojándose del acantilado.

Quizás la palidez que coloreó mi rostro le llamó la atención. Don Fermín preguntó si me sentía bien. Agaché la cabeza y balbuceando le conté a don Fermín, que caminando había llegado hasta las ruinas y sobre la voz dulce, que inundó mis sentidos en la roca.

Algo de eso hay por aquí, almas deambulantes buscando consuelo para sus penas. Vivimos en tierras de espíritus. – sentenció don Fermín. – Nunca hablamos de esas cosas, es malo para el negocio. He escuchado historias contadas en voz baja. Nadie de aquí, pasea por esos lugares. No regreses por esos caminos. No son para ti. Ahora a descansar. Mañana será otro día.

Sonriendo recogió la botella y las copas. Le deseé buenas noches y me refugié en mi habitación.

Para sorpresa mía, mi sueño fue calmo.

Los siguientes días los pasé visitando los viñedos de los alrededores, saboreando las diferentes variedades de uvas que cosechaban y probando diversos tipos de vino que producían. Tanto era el desgaste físico que me ocasionaban los paseos; que, apenas llegaba al mesón caía cuan largo era en la cama.

La mañana del quinto día antes de la partida, amaneció nublado y con amenaza de lluvia. No me provocó salir. Agarré una revista cualquiera y me desparrame en una poltrona bastante gastada, pero cómoda, que estaba colocada en el pórtico del mesón. Cubrí mis piernas con una manta de algodón que doña Consuela me facilitó para abrigarme.

Al cabo de un rato, la revista cayó sobre mis piernas y me quedé dormido.

En sueños la vi.

Estaba sentado en la mesa de la tasca contemplando los ojos de doña Fátima en el cuadro, cuando este cobró vida. La imagen salió del lienzo y flotando se acercó hasta mí, extendiendo sus blancas manos sobre mis rostro.

Sentí su caricia en mi piel, sentí su respiración mientras susurraba un nombre. No, no era mi nombre principal, era mi segundo nombre y nadie me llamaba así, salvo….

Desperté agitado, sudoroso, tratando de retener los momentos del sueño o pesadilla en mi mente antes de que desaparecieran.

Corrí hacia la tasca.

Estaba desierta, temblando me acerqué al rincón. Allí inmóvil, el cuadro. Cerré los ojos y busqué en mis recuerdos más profundos, retrocedí en el tiempo una eternidad, hacia los albores de mi juventud. Llegue a un lugar que deje enterrado y al cual nunca más volví. Allí estaban, esperándome, los mismos ojos, la misma mirada. El recuerdo del primer amor brotó como agua de un manantial en el campo reseco de mi existencia.

Sonará desquiciado, pero la voz y el rostro me siguieron a lo largo de todo el día.

Esa noche no pude pegar los ojos. Tenía miedo dormir.

No recuerdo el momento en que salí del mesón, tal vez era la hora en que el alba atisbaba.

Caminé o corrí, no lo sé, pero ahora estaba aquí, sentado en el acantilado, esperando la noche, esperando volver a sentir el roce de esas manos y escuchar el susurro de esa voz.

Cerré los ojos cuando la oscuridad invadió completamente el lugar.

Esperé.

La sentí acercarse, mi corazón y mi respiración se detuvieron por un instante, su aroma me sedujo en el acto, era el olor de los bosques en primavera, era el olor de las especias del oriente, era el olor del amor.

Sus etéreas manos acariciaron mi rostro, sus labios se posaron sobre los míos en un tierno beso que fue, poco a poco, transformándose  en una pasión incontrolable. Me perdí, mis sentidos se embotaron, flotaba. Quería fundirme en ese abrazo, ser uno con ella, quería que el beso durara toda la eternidad.

Los gritos rompieron el encanto, me despertaron. Abrí los ojos al mismo tiempo que la figura se despegaba de mí  y se alejaba, pude ver; acaso, una triste sonrisa en medio del rostro vaporoso y su mano moverse en un gesto de despedida. Estaba de pie, a un pequeño paso de caer en el abismo.

            Subiendo por la cuesta don Fermín y un grupo de parroquianos portando lamparines corrían hacia mí, vociferando como locos.

Los cuidados de doña Consuelo y de don Fermín en los días siguientes me hicieron recobrar el sentido. Quedó como una terrible pesadilla y no tocaron en ningún momento el tema.

Los días de vacaciones terminaron y con tristeza me despedí de ellos. Les debía la vida creo yo, de no ser por su auxilio, mi locura me hubiera precipitado hacia la muerte

Después de varias horas de marcha en el coche y cerca del anochecer, llegue al condominio en donde vivía. En el buzón de la recepción, las consabidas facturas, propagandas y un sobre que me hizo: al mirarlo, temblar la mano.

Entré a mi piso, encendí la luz, tiré todo sobre la alfombra y me quedé con el sobre en las manos. Tenía mi nombre como destinatario: Martín Leandro Montesa. El remitente solo mostraba un nombre: Camila. La fecha era de hace una semana. Rasgué el sobre y empecé a leer la carta.

“Hola Leandro. Espero que leer estas líneas no sean para ti motivo de incomodidad. Han pasado muchos años desde la última vez que nos vimos, éramos jóvenes, inexpertos, pensábamos que nuestros sueños bastaban para conquistar al mundo, y que las barreras y dificultades en el camino  desaparecerían ante nuestro paso. La realidad fue otra y tuvimos que tomar senderos diferentes. Me he atrevido a escribirte porque cuando la recibas yo estaré muerta. Me diagnosticaron un cáncer agresivo con una expectativa de vida  muy corta. Solo tuve tiempo para localizarte y llenar con mi tristeza esta hoja de papel. Quiero que sepas que siempre en mi corazón anidó un sentimiento de amor hacia ti. Sentimiento que no murió con el paso del tiempo. Hubiera querido despedirme, hubiera querido acariciar tu rostro y depositar un beso de despedida en tus labios. Pero el destino no lo ha querido así. Adiós querido mío, espero que en un pequeño lugar de tu corazón haya existido y exista siempre, un lugarcito para mí”

Caí de rodillas y estrujando el papel sobre mi pecho, empecé a llorar compulsivamente. Al cabo de un instante y elevando mi rostro sollozante, brotó desde lo profundo de mí ser, un grito, más bien, un alarido de dolor:

¡Sí, lo hiciste Camila. Sí, lo hiciste!…. En el acantilado, eras tú, quien se despidió de mí.

               

                                                                    Ricardo Montesinos Ramos

 

Nota del autor: La imagen de la portada pertenece a un retrato pintado por el maestro Carlos Revilla que gentilmente autorizó su uso en este cuento.   

Nota del autor: El agradecimiento a la Dra. Hilda Goldin por su colaboración en la revisión del texto.

Adulto Mayor: Un problema impostergable

Adulto Mayor: Un problema impostergable

Hace poco el Servicio de Geriatría del Hospital María Auxiliadora distribuyo un encarte; entre sus pacientes y público en general, que contiene información que es necesario conocer. Paso aquí a entregárselas.

¿Qué es envejecer?
Envejecer es la consecuencia de varios factores internos y externos que influyen sobre la persona a lo largo del tiempo y determina finalmente un debilitamiento en el organismo de las personas.

¿Cuáles son las características del envejecimiento?
Universal: Es propio de todos los seres vivos.
Irreversible: A diferencia de las enfermedades, no puede detenerse ni revertirse.
Intrínseco y Personal: No depende solo de factores externos, sino que influye en el estilo de vida de cada persona.
Heterogéneo e Individual : Cada ser tiene una forma peculiar de envejecer. En la vejez se cosecha todo lo sembrado a lo largo de nuestra existencia.

¿Quién es un adulto mayor?
Son las personas que cuentan con más de 60 años de edad. Al igual todos, tienen derechos que ejercer y responsabilidades que cumplir.

¿Cuáles son los Derechos de los Adultos Mayores?
- La salud.
- Una vida digna.
- Seguridad Social.
- Los alimentos.
- Respeto Social.
- La justicia.
- Transporte y la Vialidad.
- Asociarse con fines lícitos.

¿Cómo amar a los Adultos Mayores?
DÉJALO HABLAR…. porque hay en su pasado un tesoro lleno de verdad, de belleza y de bien.
DÉJALO VENCER…. en las discusiones, porque tiene necesidad de sentirse seguro de sí mismo.
DÉJALO IR A VISITAR…. a sus viejos amigos porque entre ellos se siente revivir.
DÉJALO CONTAR…. Sus historia repetidas, porque se siente feliz cuando lo escuchamos.
DÉJALO VIVIR…. Entre las cosas que ha amado, porque sufre al sentir que le arrancamos pedazos de su vida.
DÉJALO GRITAR…. Cuando se ha equivocado, porque los ancianos; como los niños, tienen derecho a la comprensión.
DÉJALO ENVEJECER…. Con el mismo paciente amor con que dejas crecer a tus hijos, porque todo es parte de la naturaleza.
DÉJALO REZAR…. Como él sabe, como el quiere, porque el adulto mayor descubre la sonrisa de Dios en el camino que le falta recorrer.

Este encarte fue diseñado por el Técnico Administrativo Christian Carranza.

Hay muchas actividades que pueden y que deben realizar los adultos mayores, tanto para elevación de la autoestima como un mejoramiento de su organismo en general.
- Paseos y excursiones.
- Tai chi. Como actividad física que mejora la coordinación, la respiración, el equilibrio y el    movimiento.
- Armar rompecabezas, desarrollar palabras cruzadas, pupiletras… etc.
- Actividades manuales.
- Bailes y/o danzas.

Juegos de Mesa para Adultos Mayores
Dentro de la gran variedad de juegos de mesa que existen, hay varios que podrían utilizarse para mejorar y estimular la memoria y los conceptos lógico matemáticos, funcionales y abstractos. Conceptos que con la edad se comienzan a perder. El pensar, el realizar jugadas  y preparar jugadas a futuro, el recordar secuencias simples y posteriormente complejas son las características que deben tener los juegos de mesa que pueden enseñarse a los Adultos Mayores. Juegos como el ajedrez y las damas, también tenemos Genial, Keltis: el camino de las piedras y Exploradores, juegos desarrollados por Reiner Knizia.

Los adultos mayores son miembros de nuestra comunidad y como tales no podemos negarles su derecho a vivir dignamente. Recordemos que nosotros también vamos a envejecer.

Don Manuel González Prada - El discurso del Politeama

Don Manuel González Prada - El discurso del Politeama

Recordé y sin saber la razón mi primera exposición en la Universidad en el curso de Perú y su Problemática sobre Don Manuel González Prada.
Ensayista, pensador, anarquista y poeta, figura polémica, discutida e influyente de las letras y política peruana en el siglo XlX.
Despues de la Guerra con Chile, escribio una serie de proclamas. Una de ellas fue en el teatro Politeama en el año 1888 donde proclamó: "¡Los viejos a la tumba, los jóvenes a la obra!", convocando a la lucha por el cambio social, contra las malas ideas y los malos hábitos, contra leyes y constituciones ajenas a la realidad peruana, contra la herencia colonial, contra los profetas que anunciaban el fracaso definitivo de América latina.
Sus palabras siempre estarán vigentes. 
Aquí el texto completo de esa proclama, tal como fue escrito en esa época.

DISCURSO EN EL POLITEAMA

I

Señores:

     Los que pisan el umbral de la vida se juntan hoi para dar una lección a los que se acercan a las puertas del sepulcro. La fiesta que presenciamos tiene mucho de patriotismo i algo de ironía: el niño quiere rescatar con el oro lo que el hombre no supo defender con el hierro.

     Los viejos deben temblar ante los niños, porque la generación que se levanta es siempre acusadora i juez de la jeneración que desciende. De aquí, de estos grupos alegres i bulliciosos, saldrá el pensador austero i taciturno; de aquí, el poeta que fulmine las estrofas de acero retemplado; de aquí, el historiador que marque la frente del culpable con un sello de indeleble ignominia.

     Niños, sed hombres, madrugad a la vida, porque ninguna jeneración recibió herencia más triste, porque ninguna tuvo deberes más sagrados que cumplir, errores más graves que remediar ni venganzas más justas que satisfacer.

     En la orjía de la época independiente, vuestros antepasados bebieron el vino jeneroso i dejaron las heces. Siendo superiores a vuestros padres, tendréis derecho para escribir el bochornoso epitafio de una jeneración que se va, manchada con la guerra civil de medio siglo, con la quiebra fraudulenta i con la mutilación del territorio nacional.

     Si en estos momentos fuera oportuno recordar vergüenzas i renovar dolores, no acusaríamos a unos ni disculparíamos a otros. ¿Quién puede arrojar la primera piedra?

     La mano brutal de Chile despedazó nuestra carne i machacó nuestros huesos; pero los verdaderos vencedores, las armas del enemigo, fueron nuestra ignorancia i nuestro espíritu de servidumbre.

II

     Sin especialistas, o más bien dicho, con aficionados que presumían de omniscientes, vivimos de ensayo en ensayo: ensayos de aficionados en Diplomacia, ensayos de aficionados en Economía Política, ensayos de aficionados en Lejislación i hasta ensayos de aficionados en Tácticas i Estratejias. El Perú fué cuerpo vivo, espuesto sobre el mármol de un anfiteatro, para sufrir las amputaciones de cirujanos que tenían ojos con cataratas seniles i manos con temblores de paralítico. Vimos al abogado dirijir l’hacienda pública, al médico emprender obras de injeniatura, al teólogo fantasear sobre política interior, al marino decretar en administración de justicia, al comerciante mandar cuerpos d’ejército... Cuánto no vimos en esa fermentación tumultuosa de todas las mediocridades, en esas vertijinosas apariciones i desapariciones de figuras sin consistencia de hombre, en ese continuo cambio de papeles, en esa Babel, en fin, donde la ignorancia vanidosa i vocinglera se sobrepuso siempre al saber humilde i silencioso!

     Con las muchedumbres libres aunque indisciplinadas de la Revolución, Francia marchó a la victoria; con los ejércitos de indios disciplinados i sin libertad, el Perú irá siempre a la derrota. Si del indio hicimos un siervo ¿qué patria defenderá? Como el siervo de la Edad media, sólo combatirá por el señor feudal.

     I, aunque sea duro i hasta cruel repetirlo aquí, no imajinéis, señores, que el espíritu de servidumbre sea peculiar a sólo el indio de la puna: también los mestizos de la costa recordamos tener en nuestras venas sangre de los súbditos de Felipe II mezclada con sangre de los súbditos de Huayna-Capac1. Nuestra columna vertebral tiende a inclinarse.

     La nobleza española dejó su descendencia dejenerada i despilfarradora: el vencedor de la Independencia legó su prole de militares i oficinistas. A sembrar el trigo i estraer el metal, la juventud de la jeneración pasada prefirió atrofiar el cerebro en las cuadras de los cuarteles i apergaminar la piel en las oficinas del Estado. Los hombres aptos para las rudas labores del campo i de la mina, buscaron el manjar caído del festín de los gobiernos, ejercieron una insaciable succión en los jugos del erario nacional i sobrepusieron el caudillo que daba el pan i los honores a la patria que exijía el oro i los sacrificios. Por eso, aunque siempre existieron en el Perú liberales i conservadores, nunca hubo un verdadero partido liberal ni un verdadero partido conservador, sino tres grandes divisiones: los gobiernistas, los conspiradores i los indiferentes por egoísmo, imbecilidad o desengaño. Por eso, en el momento supremo de la lucha, no fuimos contra el enemigo un coloso di bronce, sino una agrupación de limaduras de plomo; no una patria unida i fuerte, sino una serie de individuos atraídos por el interés particular y repelidos entre sí por el espíritu de bandería. Por eso, cuando el más oscuro soldado del ejército invasor no tenía en sus labios más nombre que Chile, nosotros, desde el primer jeneral hasta el último recluta, repetíamos el nombre de un caudillo, éramos siervos de la Edad media que invocábamos al señor feudal.

     Indios de punas i serranías, mestizos de la costa, todos fuimos ignorantes i siervos; i no vencimos ni podíamos vencer.

III

     Si la ignorancia de los gobernantes i la servidumbre de los gobernados fueron nuestros vencedores, acudamos a la Ciencia, ese redentor que nos enseña a suavizar la tiranía de la Naturaleza, adoremos la Libertad, esa madre enjendradora de hombres fuertes.

     No hablo, señores, de la ciencia momificada que va reduciéndose a polvo en nuestras universidades retrógradas: hablo de la Ciencia robustecida con la sangre del siglo, de la Ciencia con ideas de radio jigantesco, de la Ciencia que trasciende a juventud i sabe a miel de panales griegos, de la Ciencia positiva que en sólo un siglo de aplicaciones industriales produjo más bienes a la Humanidad que milenios enteros de Teolojía i Metafísica.

     Hablo, señores, de la libertad para todos, i principalmente para los más desvalidos. No forman el verdadero Perú las agrupaciones de criollos i estranjeros que habitan la faja de tierra situada entre el Pacífico i los Andes; la nación está formada por las muchedumbres de indios diseminadas en la banda oriental de la cordillera. Trescientos años há que el indio rastrea en las capas inferiores de la civilización, siendo un híbrido con los vicios del bárbaro i sin las virtudes del europeo: enseñadle siquiera a leer i escribir, i veréis si en un cuarto de siglo se levanta o no a la dignidad de hombre. A vosotros, maestros d’escuela, toca galvanizar una raza que se adormece bajo la tiranía del juez de paz, del gobernador i del cura, esa trinidad embrutecedora del indio2.

     Cuando tengamos pueblo sin espíritu de servidumbre, i militares i políticos a l’altura del siglo, recuperaremos Arica i Tacna, i entonces i sólo entonces marcharemos sobre Iquique i Tarapacá, daremos el golpe decisivo, primero i último.

     Para ese gran día, que al fin llegará porque el porvenir nos debe una victoria, fiemos sólo en la luz de nuestro cerebro i en la fuerza de nuestros brazos. Pasaron los tiempos en que únicamente el valor decidía de los combates: hoi la guerra es un, problema, la Ciencia resuelve la ecuación. Abandonemos el romanticismo internacional i la fe en los auxilios sobrehumanos: la Tierra escarnece a los vencidos, i el Cielo no tiene rayos para el verdugo.

     En esta obra de reconstitución i venganza no contemos con los hombres del pasado: los troncos añosos i carcomidos produjeron ya sus flores de aroma deletéreo i sus frutas de sabor amargo. ¡Que vengan árboles nuevos a dar flores nuevas i frutas nuevas! ¡Los viejos a la tumba, los jóvenes a la obra!

IV

     ¿Por qué desesperar? No hemos venido aquí para derramar lágrimas sobre las ruinas de una segunda Jerusalén, sino a fortalecernos con la esperanza. Dejemos a Boabdil llorar como mujer, nosotros esperemos como hombres3.

     Nunca menos que ahora conviene el abatimiento del ánimo cobarde ni las quejas del pecho sin virilidad: hoi que Tacna rompe su silencio i nos envía el recuerdo del hermano cautivo al hermano libre, elevémonos unas cuantas pulgadas sobre el fango de las ambiciones personales, i a las palabras de amor i esperanza respondamos con palabras de aliento i fraternidad.

     ¿Por qué desalentarse? Nuestro clima, nuestro suelo ¿son acaso los últimos del Universo? En la tierra no hai oro par’adquirir las riquezas que debe producir una sola Primavera del Perú. ¿Acaso nuestro cerebro tiene la forma rudimentaria de los cerebros hotentotes, o nuestra carne fué amasada con el barro de Sodoma? Nuestros pueblos de la sierra son hombres amodorrados, no estatuas petrificadas.

     No carece nuestra raza d’electricidad en los nervios ni de fósforo en el cerebro; nos falta, sí, consistencia en el músculo i hierro en la sangre. Anémicos i nerviosos, no sabemos amar ni odiar con firmeza. Versátiles en política, amamos hoi a un caudillo hasta sacrificar nuestros derechos en aras de la dictadura; i le odiamos mañana hasta derribarle i hundirle bajo un aluvión de lodo y sangre. Sin paciencia de aguardar el bien, exijimos improvisar lo que es obra de la incubación tardía, queremos que un hombre repare en un día las faltas de cuatro jeneraciones. La historia de muchos gobiernos del Perú cabe en tres palabras: imbecilidad en acción; pero la vida toda del pueblo se resume en otras tres: versatilidad en movimiento.

     Si somos versátiles en amor, no lo somos menos en odio: el puñal está penetrando en nuestras entrañas i ya perdonamos al asesino. Alguien ha talado nuestros campos i quemado nuestras ciudades i mutilado nuestro territorio i asaltado nuestras riquezas convertido el país entero en ruinas de un cementerio; pues bien, señores, ese alguien a quien jurábamos rencor eterno i venganza implacable, empieza a ser contado en el número de nuestros amigos, no es aborrecido por nosotros con todo el fuego de la sangre, con toda la cólera del corazón.

     Ya que hipocresía i mentira forman los polos de la Diplomacia, dejemos a los gobiernos mentir hipócritamente jurándose amistad i olvido. Nosotros, hombres libres reunidos aquí para escuchar palabras de lealtad i franqueza, nosotros que no tememos esplicaciones ni respetamos susceptibilidades, nosotros levantemos la voz para enderezar el esqueleto destas muchedumbres encorvadas, hagamos por oxijenar est’atmósfera viciada con la respiración de tantos organismos infectos, i lancemos una chispa que inflame en el corazón del pueblo el fuego par’amar con firmeza todo lo que se debe amar, i para odiar con firmeza también todo lo que se debe odiar.

     ¡Ojalá, señores, la lección dada hoi por los Colejios libres de Lima halle ejemplo en los más humildes caseríos de la República! ¡Ojalá todas las frases repetidas en fiestas semejantes no sean melifluas alocuciones destinadas a morir entre las paredes de un teatro, sino rudos martillazos que retumben por todos los ámbitos del país! ¡Ojalá cada una de mis palabras se convierta en trueno que repercuta en el corazón de todos los peruanos i despierte los dos sentimientos capaces de rejenerarnos i salvarnos: el amor a la patria i el odio a Chile! Coloquemos nuestra mano sobre el pecho, el corazón nos dirá si debemos aborrecerle...

     Si el odio injusto pierde a los individuos, el odio justo salva siempre a las naciones. Por el odio a Prusia, hoi Francia es poderosa como nunca. Cuando París vencido se ajita, Berlín vencedor se pone de pie. Todos los días, a cada momento, admiramos las proezas de los hombres que triunfaron en las llanuras de Maratón o se hicieron matar en los desfiladeros de las Termópilas; i bien, "la grandeza moral de los antiguos helenos consistía en el amor constante a sus amigos i en el odio inmutable a sus enemigos". No fomentemos, pues, en nosotros mismos los sentimientos anodinos del guardador de serrallos, sino las pasiones formidables del hombre nacido para enjendrar a los futuros vengadores. No diga el mundo que el recuerdo de la injuria se borró de nuestra memoria antes que desapareciera de nuestras espaldas la roncha levantada por el látigo chileno.

     Verdad, hoi nada podemos, somos impotentes; pero aticemos el rencor, revolvámonos en nuestro despecho como la fiera se revuelca en las espinas; i si no tenemos garras para desgarrar ni dientes para morder ¡que siquiera los mal apagados rujidos de nuestra cólera viril vayan de cuando en cuando a turbar el sueño del orgulloso vencedor.

 

 

Un año termina: 2016 .. Otro año empieza

Un año termina: 2016 .. Otro año empieza

Despedir el 2016 no es fácil. En el balance podria decir que fué un buen año, pero que terminó de una manera poco feliz.  El fallecimiento de varios conocidos este año culminó con la desaparición del Dr. Mayer Zaharia, una persona a la que respeté y admire por su don de gente y por su alto sentido de humanidad. En este blog le escribí un artículo como homenaje cuando fue galardonado con un premio.

Me reconocieron los treinta años como Tecnólogo Médico en la especialidad de Terapia Física y Rehabilitación. La medalla fué entregada por el Colegio de Tecnólogos Médicos del Perú.

Sobre los libros leidos me quedo con la saga Los Magos de Lev Grossman y de películas de las muchas estrenadas me quedo con el Dr. Strange y la aparición del nuevo Spiderman en Civil War.

Sobre animes me quedo con Planetarian, no dejen de verla. Pero hay animes que no puedo dejar de mencionar Danmachi de fantasia, Hyouka grupo de jóvenes en una escuela que se dedican a investigar y para terminar AnoHana la historia de Menma y sus amigos, lágrimas garantizadas. 

Sé que cada vez escribo menos en el blog. Las disculpas del caso. 

Promesa y no de jugador. Seguir leyendo libros, seguir viendo animes, seguir viendo películas, seguir jugando juegos de mesa y rol y todo lo que mantenga mi asombro y entusiamo en lo más alto

Hasta el próximo artículo. Feliz Año 2017

P.D. Aquí les dejo todas las ovas de Planetarian en un solo video. https://www.youtube.com/watch?v=AqAsRPDtM64

P.D. Empece el año con un anime muy simpatico. Se los recomiendo Getsuyoubi no Tawawa 12 capítulos de 4 minutos de duración cada uno. Genial. :-)

¿Porque nos deprimimos cuando termina un anime?

¿Porque nos deprimimos cuando termina un anime?



Encontré este artículo y me he tomado el atrevimiento de traducirlo. Quizás explica lo que sentí cuando terminó Clannad el anime que estaba viendo. Creo que no estaba mal de la cabeza cuando me deprimí. espero les guste y si cometí algun error en la traducción mil disculpas. Gracias.

Tengo un amigo que dejó el anime. Cuando le pregunté por qué, dijo que es porque "terminó”. Por supuesto, eso suena absurdo en la superficie , pero si le preguntas a muchos fans del anime cómo se sienten cuando termina un anime , un fuerte número de ellos le dará una respuesta que suena muy cerca de la depresión .

El fenómeno es lo suficientemente común como para justificar su propio nombre , el síndrome de depresión post - animado (PADS ) . Los síntomas incluyen desde llorar hasta una crisis existencial , y el grado de PADS varía dependiendo del anime y de la persona

El anime no es el único medio que provoca este síndrome. Cualquier cosa, desde series de televisión a los libros parecen provocar el mismo efecto . Por suerte , en la década de 1950 , un par de investigadores nombrado Donald R. Horton y Wohl Richard trató de comprender por qué sucede esto . Acuñaron el término " Interacción Para- social" ( PSI en inglés) y fueron los primeros investigadores para- sociales.

 

PSI es la conexión social que el espectador establece con la pantalla. Aunque la interacción tiene un solo sentido, en el espectador se desarrolla la idea de que ellos “conocen” el personaje como si se tratara de un amigo o miembro de la familia. Eso sería llevar a alguien a creer que las personas que desarrollan la PSI lo están haciendo para reemplazar las interacciones sociales de la vida real, pero la investigación ha encontrado lo contrario. Es cierto las  PSI se forman mediante la comparación de los personajes con las experiencias de la vida real pero complementan las interacciones de la vida real, en lugar de reemplazarlas.

 

Es fácil confundir la PSI con la idolatría y fanatismo. Los aficionados adoran ídolos desde la distancia, mientras que las relaciones de la PSI están construidas sobre una sensación de intimidad emocional desde la distancia. Por lo tanto, las personas buscan y encuentran rasgos en sus relaciones de la vida real dentro de los personajes de una pantalla. Luego, los investigadores concluyen que los patrones sociales de la PSI y de la vida real son casi idénticos.

 

Por lo que el sentimiento de tristeza que se obtiene cuando un personaje muere o se va, es el mismo tipo de tristeza se sentiría si llegara a suceder en la vida real , aunque posiblemente en un grado menor . Esa sensación única se amplifica cuando un programa termina, ya que es cómo perder a todo un grupo de amigos a la vez .

 

Por esta razón , pude ver por qué mi amigo dejó de anime. Muchos animes son muy cortos en comparación con los dramas de televisión occidentales. Los ánime a menudo duran sólo 12-26 episodios mientras que programas como The Walking Dead ya están en su sexta temporada. Algunas personas son más adversas a la pérdida que otros, por lo que prefieren programas de mayor duración.

 

Entonces podemos llegar a algunas conclusiones. La primera es que uno se siente deprimido cuando un anime, serie o programa termina; no por el espectáculo en sí, si no debido a la partida de los personajes dentro de la serie. La segunda es que esta depresión es completamente normal y que está bien sentirse triste. Y la tercera es que, al final, los animes son como amigos en que van y vienen. Así que a reanimarse y buscar otra serie.

Traducción libre del íngles del artículo: Why Do We Get Depressed When an Anime Ends? original by Dr. Dokupe Aug 6th, 2016
 http://goboiano.com/original/4807-why-do-we-get-depressed-when-an-anime-ends%253F

Un día para recordar: 2 de julio - Ley de Derechos Civiles EE.UU.

Un día para recordar: 2 de julio - Ley de Derechos Civiles EE.UU.

Nací un 2 de julio de un año del cual todavía llevo memoria. Una fecha como cualquier otra. Nacieron y murieron, personajes históricos, famosos y también anodinos. Una fecha que recuerdo siempre con una pequeña celebración, infantil cuando era pequeño, solitaria y a veces alcohólica en mis años jóvenes y ardorosos y familiar en la madurez de mi vida. Un “Cáncer” puro y por año de nacimiento digno hijo del “año de la rata”. Pero hoy quiero recordar un evento sucedido cuatro años después de mi nacimiento. Un 2 de julio de 1964 el presidente de los Estados Unidos de América Lyndon B. Johnson firma la Ley de Derechos Civiles con el propósito de prohibir la discriminación por motivos de raza, origen nacional, religión o sexo, constituyendo una de las leyes más importantes de los estados Unidos después de la etapa de Reconstrucción que siguió a la guerra civil.
En grandes rasgos la ley prohibía: la segregación o discriminación de lugares públicos, la segregación en las escuelas, la discriminación en los sindicatos y mecanismos de inscripción que, con una ley posterior dada en 1965 dio a la minoría afroamericana el derecho al voto.
Lyndon B. Johnson tras la muerte de Kennedy asume la presidencia y desde el principio puso en el tapete la ley de derechos civiles que el difunto Kennedy había propuesto en 1963. Su empeño y decisión y el apoyo de líderes afroamericanos entre ellos Martin Luther King lograron el objetivo. Es por esto y por sus programas sociales que Lyndon B. Johnson trigésimo sexto presidente de los Estados Unidos se ganó un lugar en la historia de su país.
Hoy 2 de julio del 2016 mis recuerdos para este momento importante en la historia de la humanidad.
Adriana Collado experta en la Historia de EE.UU. en un artículo publicado el 7 de mayo del 2015 en la web historiausa.about.com cuyo link pongo a continuación:
http://historiausa.about.com/od/IIMitSXX/fl/2-de-julio-de-1964-Ley-de-Derechos-Civiles.htm
Nos hace transitar por los eventos que se dieron en la historia hasta llegar al momento culminante de la firma de la ley. Una lectura obligada.

Despidiendo el 2015

Despidiendo el 2015

Este año termina y no puedo dejar pasar lo visto y leido.

En cuanto a lectura me quedo con Ready Player One de Ernest Cline una lectura fascinante de principio a fin, Inferno de Dan Brown y su visión de un no futuro de la raza humana y tengo que admitir no pude terminar la saga de Crónicas Necrománticas por que me faltó impulso leerlas. Prometo hacerlo este año que empieza..

En cuanto a anime alli la cosa estuvo bastante fea. Me encontré con Log Horizon que me fascinó por el tema de los mmorpg, y dos animes sencillamente emotivos, uno Golden Time la historia de amor de Banri y Koko y el más lacrimógeno anime que haya visto Clannad la historia de amor de Tomoya y Nagisa que nos sumerge en las desventuras de estos jóvenes por estar juntos. Quede impactado  con el argumento. Si son sensibles les recomiendo que no la vean.

En lo que respecta a películas me quedo con Bajo la misma estrella una hermosa historia.

Acaban de estrenar Star Wars El Despertar de la Fuerza y de seguro leeré las novelas que han salido y van a salir canónicas o nó, es un mundo fascinante. 

En la foto podemos ver a Nagisa y Tomoya en el anime Clannad. 

Aqui les dejo el link en Youtube del primer capítulo de Clannad subtitulado al español.

https://www.youtube.com/watch?v=Ms2Bvao8CH8

¡UN FELIZ Y PRÓSPERO AÑO 2016 PARA TODOS!

Neuropatía Periférica y Enfermedad de Parkinson

Neuropatía Periférica y Enfermedad de Parkinson

La llamada de un paciente aquejado de Enfermedad de Parkinson que tengo que atender y la casualidad de caer en mis manos un artículo de la revista médica Diagnóstico escrito por el Dr. Proel Pérez Galdos Neurólogo me ha dado la oportunidad de compartir estas líneas en mi blog.

La Neuropatía Periférica es una disminución de la capacidad de los nervios de traer y llevar información desde las terminaciones nerviosas a la médula espinal y/o al cerebro, lo cual produce dolor, pérdida de la sensibilidad e incapacidad de conseguir un trabajo muscular adecuado. Estas neuropatías puede ser producidas por múltiples causas, siendo la principal la diabetes, otras pueden ser intoxicaciones, niveles bajos de vitamina B12, VIH, traumatismos que afecten a nervios, artritis reumatoide, lupus, trastornos vasculares, etc.

Creo que la más brava Neuropatía Periférica que he visto y tratado, fue un paciente envenenado por Talio (Tl) elemento químico usado en veneno para ratas. Sobrevivió de milagro, recuperando el 100% de su capacidad motora y sensitiva.

En su artículo, el Dr. Proel Pérez Galdos nos refresca la definición de Enfermedad de Parkinson, el cual es un desorden sistémico complejo que se suma; a la triada conocida: Tremor, Rigidez y Bradiquinesia (trastorno que se caracteriza por la lentitud de los movimientos voluntarios y el habla), una serie se Síntomas No Motores como trastornos del sueño, disfunción autonómica (problemas en el Sistema Nervioso Autónomo o Vegetativo), problemas sensitivos y neuropsiquiátricos. Los Síntomas No motores son más severos y frecuentes con el avance de la enfermedad.

Dentro de los trastornos sensoriales presentes en la Enfermedad de Parkinson está el dolor, entumecimiento, hormigueo, escozor, sensación de frio y calor.

El estudio del Dr. Pérez Galdos nos muestra que la Neuropatía Periférica es muy frecuente en la Enfermedad de Parkinson y que a veces se ignora su existencia en la evaluación clínica de estos pacientes.

El estudio utilizó la escala de incapacidad funcional de Hoehn-Yahr.

– No hay signos de enfermedad.
1.0 – Enfermedad exclusivamente unilateral.
1.5 – Afectación unilateral y axial.
2.0 – Afectación bilateral sin alteración del equilibrio.
2.5 – Afectación bilateral leve con recuperación en la prueba de retropulsión. (Test del empujón)
3.0 – Afectación bilateral leve a moderada; cierta inestabilidad postural, pero         físicamente independiente.
4.0 – Incapacidad grave; aún capaz de caminar o de permanecer en pie sin ayuda.
5.0 – Permanece en una silla de ruedas o postrado en cama si no tiene ayuda.

Y la escala de Schwab & England para la evaluación de las Actividades de Vida Diaria.

100% Completamente independiente. Capaz de realizar todas las tareas sin lentitud,  dificultad o alteraciones. Esencialmente normal. No aprecia ninguna dificultad.

90% Completamente independiente. Capaz de realizar todas las tareas con cierto       grado de lentitud, dificultad o alteración. Puede tardar el doble. Comienza a ser           consciente de sus dificultad.

80% Completamente independiente para realizar la mayor parte de las tareas.           Tarda el doble. Consciente de sus dificultades y lentitud.

70% No es totalmente independiente. Mayor dificultad con ciertas tareas. En           algunas tarda tres o cuatro veces el tiempo habitual. Tiene que invertir gran             parte del día en realizar las tareas.

60% Cierto grado de dependencia. Puede realizar la mayor parte de las tareas, pero con mucha lentitud y mucho esfuerzo. Errores; algunas tareas imposibles.

50% Más dependiente. Ayuda para la mitad de las actividades. Más lento, etc.         Dificultades con todo.

40% Muy dependiente. Puede ayudar en todas las tareas, pero pocas las logra hacer solo.

30% Con esfuerzo, de vez en cuando hace unas pocas actividades solo o las empieza solo. Necesita mucha ayuda.

20% No hace nada solo. Puede ayudar algo en algunas actividades. Muy inválido.

10% Totalmente dependiente, indefenso. Completamente inválido.

0% No mantiene adecuadamente funciones vegetativas como la deglución, función   vesical o intestinal. Postrado en una cama.

Se hace necesario entonces determinar la existencia de Neuropatías Periféricas en pacientes con Enfermedad de Parkinson especialmente en estadios avanzados de la enfermedad en donde la prevalencia es mayor y tratarlas, de no hacerlo significaría una merma en las Actividades de la Vida Diaria del paciente con el consiguiente sufrimiento del paciente y su entorno familiar.

 

El estudio completo y las tablas estadísticas se puede encontrar en la revista Diagnostico – revista médica de la Fundación Hipólito Unanue Vol. 53 – Número 2- Abril – Junio 2014