Entre pacientes y médicos: ¿ Adónde va la medicina?
En la academia nacional de medicina se presentó a la comunidad médica y al público en general el libro titulado “Entre pacientes y médicos: ¿Adónde va la medicina?”. Escrito por el distinguido cardiólogo peruano Dr. Ricardo Subiría Carrillo.
Durante la presentación del libro me di cuenta de su importancia en la visión que se debe tener de la medicina actual y futura. Por esta razón; lo he leído, esperando encontrar en sus páginas respuestas al comportamiento que a lo largo de mis años he encontrado en mi trato con los médicos, ya sea como profesional o como paciente en la juventud de mi vida.
El Dr. Subiría se atreve a poner en la mesa de diagnostico a un paciente de lo más singular: Al médico y a la medicina que se ejerce hoy en día. Con sus más de 50 años de ejercicio profesional el Dr. Subiría ha visto desaparecer el sentido humanista que enseñaban sus maestros en los claustros universitarios y que ayudaban al médico a ponerse en lugar del paciente, entender mejor su sufrimiento y aumentar su capacidad para aliviarlo.
Hoy la relación del médico con el paciente es cada vez más impersonal, es más breve y por ende menos eficaz. Hay médicos que a veces dan menos importancia a la historia clínica y al examen físico a favor de análisis y pruebas complementarias; consiguiendo con ello, limitar la posibilidad de establecer lazos de afecto, una mejor comunicación con los pacientes y un encarecimiento en el costo del tratamiento.
Nos dice el Dr. Subiría que la tecnología ha disminuido el significado de la medicina, ella es hoy más abundante e intenta reemplazar al médico. Existen corrientes que intentan profundizar el uso de la tecnología en el campo médico buscando con ello, añadir restricciones al juicio clínico. Si esta posición prevalece, en el futuro la profesión que se conoce como medicina se convertirá en una profesión completamente diferente.
El Dr. Ricardo Subiría, nos habla del concepto de Arte en la medicina. Él nos dice que el arte es la bisagra que facilita el contacto humano con el paciente, está impregnado de la personalidad del médico y demanda una dosis alta de imaginación. El arte cuyos rasgos esenciales como la compasión, la simpatía, tolerancia, discreción, inherentes todas al dominio del espíritu brota de la intimidad del médico y complementan la competencia profesional.
Es de esperar que la tendencia que comentamos no vaya en aumento y que, por el contrario, al avance prodigioso de la tecnología y la ciencia, sigan unidas a las grandes virtudes que existían en el médico tradicional y de cabecera, que hoy son especie en extinción.
Debería discrepar con el Dr. Subiría cuando él nos dice en su libro que el arte es lo que diferencia al médico del tecnólogo. La realidad nos muestra que el tecnólogo; dependiendo de la especialidad, ve hoy al paciente como algo impersonal, poco identificado con él. El paciente se ha convertido en un turno a cumplir, en un número en espera, en una muestra a tomar. Vemos al paciente como una dolencia a tratar y no como un todo, un ser humano que necesita de otro ser humano para hallar alivio a su dolencia. Pero nos es verdad también que hoy en día por los motivos que fueren, ¿no existen médicos que están haciendo exactamente lo mismo? Los profesionales de la salud en general no debemos olvidar que los pacientes son la única razón de nuestra existencia.
¿Y como es el médico que el paciente idealiza?. Nos dice el Dr. Subiría que el médico:
- Debe ser competente.
- Que acoja al paciente con benevolencia.
- Que le dedique tiempo, que lo escuche.
- Que sea compasivo, que esté dispuesto ante todo a aliviar su sufrimiento.
- Que no sea “duro” e insensible.
- Que no subestime el potencial de información que el paciente pueda tener.
- Que se establezca con su médico una relación basada en el respeto, honestidad y confianza.
Hay mucho más en el libro, en un próximo artículo estaré compartiendo con ustedes su contenido.
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